martes, 2 de diciembre de 2008

Partes de lluvia




1

Se deshilvana el cielo
en finitudes

Yo niño
compadezco
las caídas del agua
me pregunto
si cada hilo
de la seda del cielo degollada
sabe del otro a su lado
se inclina al compañero
a preguntarle

Pero el trueno
despeña grandes voces
grandes piedras ilusorias

no es respuesta



2

en las grandes lluvias los dioses
caen como palmeras antiguas
anilladas de memorias de años
como las mujeres padaung
que se añaden collares y collares
para alejar el pensamiento del vientre
pero en las grandes lluvias
caen
las palmeras los dioses
los bosques que recordaban todo

en las grandes lluvias los péndulos se rinden
dejan de oscilar, vencidos
por tanta vertical a plomo

las grandes lluvias son salones de palacios desiertos
donde ya no se imparte justicia

las grandes lluvias son profetas repetidos
cantan su propia ruina
al compás de los tubos del órgano del agua,
columnatas de perecimiento

las grandes lluvias no creen
las grandes lluvias no saben
las grandes lluvias no aman

las grandes lluvias derrumban

las grandes lluvias

3

día de tiempo derramado
día
de cántaros

desata
su cinturón la lluvia
caen
faldas de agujas
disueltas

día de entregas
de llegadas

de sílabas
gozosas

apenas dichas
mueren


4


Yo no quería decir lluvia
porque en la palabra lluvia
una mujer inclinada espera

y su cuerpo
pregunta siempre

y yo no sé si tocarla
si decirle

para tus días de lluvia
quiero tener un pecho con mamparas
un corazón galería

con grandes tiestos
donde la tierra negra arde geranios

con una antigua pajarera vacía
donde canta el recuerdo de las aves que huyeron
aquella vez que un niño abrió la puerta

No me atrevía a decir lluvia
y ahora
habrá pasado demasiado tiempo sin nombrarla
o cada lluvia es la primera



5

mis plantas
en sus tiestos
le tienden la mejilla
a la lluvia nonata
del domingo

dedos
de aire empañado
las acarician

y ellas
se yerguen
altas

de inagotable
de incesante
tristeza


6

oyes
las lluvias
como un rasguido
de caligrafías
sobre pergaminos

tintas de hierro y oro
tras ellas
se trasluce
el rumor de los cascos de las hordas

son edictos
amparan tu regreso
allá
al país
a la ciudad de donde eras

pero
aquí estás
oyendo
las escrituras superpuestas de la lluvia

1 comentario:

Fernando Nerú dijo...

Mis palmas entrego a vuestra pluma por esta maravillosa creación.

Un abrazo en muestra del respeto que me inspira.